El distrito gay por excelencia es, como ha sido tradicionalmente, Miraflores, a pesar de la visión homófoba de su actual alcalde, Macías, sobrepasado por la rebelión de la ciudadanía contra las políticas conservadoras del municipio. El parque Kennedy bulle de chicas y chicos alternativos, incluso algunos más atrevidos agarrados de la mano. Los ves tomar café en el Starbucks,; paseando alrededor de Saga Fallabella, Ripley; comprando o tomando algo en el Vivanda de Benavides a las tres de la madrugada, después de la fiesta; y caminando por la calle Larco hacia el Larcomar, seguramente uno de los centros comerciales más bonitos (y más gays) del mundo. De noche, el parque es cita para trasnochados en busca de alguien y, quizás, de algo de dinero.
La reina de las discos sigue siendo el Downtown, Valetodo, en la calle qde los Pinos, que va de Ripley a Benavides, frente al parqueadero de Los Portales. Jueves es el mejor día con diferencia, mucha menos gente que el viernes y, especialmente, el sábado, donde pasar de una pista -electrónica- a otra -latina- acaba siendo difícil, y bailar imposible. Los shows, mejorables, pero mantienen el interés. El Legendaris, en la calle Berlín, mantiene ese aire ochentero ya pasado de moda, como mucha de la gente que lo frecuenta. No obstante, de vez en cuando se encuentran cosas bonitas. Los martes son del Bobo Bar, algo más sofisticado y lugar de reunión del personal de mayor caché, muy parecido al que frecuenta el Lola, en la calle Bolívar, cerca de Larco, que ha querido sustituir al ya mítico La Vaca. Lola mantiene dos ambientes muy diferenciados: edad media abajo, muy jóvenes en el piso superior. Los domingos es restaurante.
Fuera de Miraflores la cosa está más dispersa: la mítica Cueva, en San Borja (osos y amigos de los osos); el Sagitario ("Sagi" para los entendidos), en el centro de Lima, donde sí hay de todo; y los lunes de Capital, en uno de los conos, sólo para arriesgados. El resto no sirve.
Una de las cosas más fáciles de encontrar en Lima es el sexo. Proliferan los videos, sucios, como el studio 5 en Arenales, o PK2 en Petit Thouars, todo por Lince. Ciudado con la zona, ves en taxi. El mejor de todos se encuentra en Jirón de la Unión, y se llama Minotauro; la secuela del mítico Minotauro de Lince. Dos plantas, recién reformado, gente bonita la mayor parte del tiempo, y una atención de primera. Los domingos por la tarde, inmejorable.
Internet es una de las vías más habituales de comunicación entre los gays de Lima. Aunque aún están de moda los chats de gayperu.com y de gay.com, va tomando fuerza el de manhunt. Hay cybers abiertos las 24 horas donde es fácil conocer gente cara a cara, como los Dragon Funs, especialmente los de Pardo, Tarata y Shell -cabinas privadas a cuatro soles la hora, dólar y poco-; los amplios horarios facilita el contacto con la gente.
Disfruta de Lima: de su compañía, sus chicos, su comida, su cultura... pocas ciudades pueden atraer tanto al viajero gay.