lunes, 27 de julio de 2009

Caracas, el tiempo vuela

El tiempo vuela y las cosas han cambiado. Sabana Grande ya no es aquella Sabana Grande de miradas cruzadas, y ya no se sientan los chicos por las tardes en el Gran Café esperando a que la caída del sol traiga una nueva noche y, con ella, nuevas aventuras. Ya no son tan poco discretos los jóvenes que esperaban por la Casanova, la Solano y cerca del Hotel Presidente a ser "recogidos" por algún caballero generoso en su camioneta (4x4) o carro grande. El Pullman (en la Solano) ha perdido aquella parte que se llamaba "Mi rincón sabroso", justo al final del local, y en vez de eso existe un intento de pista de baile que acaba en oscuridad. La parte superior de Las Dos Barras ("Tasca Don Sol", en el Callejón de la Puñalada) también intenta ser un pista semidiscotequera, poco que ver con aquel piso forrado de madera de hace una década. El Z (en la Libertador, al lado de Lino Fayen) ha cambiado menos, pero le construyeron hace unos años un cuartito oscuro que hace las delicias de los más viciosillos y de no pocos mangantes de carteras y de celulares. El puesto de policía en la esquina de la Libertador ha traído como consecuencia un sustancial descenso de los atracos en esa "esquina caliente". Claro que en la actual Caracas mucha menos gente se mueve a pie.

Algunas cosas no han cambiado nada, también es cierto, y entrar en la Cotorra (Centro Comercial Paseo Las Mercedes, sótano) o en las Dos Barras -la original, la de abajo- es atravesar el túnel del tiempo y trasladarse a décadas anteriores: las mismas almas solitarias sentadas, individualmente, con la Polar (la clásica, de tercio) en la mano y susurrando de forma desgarrada "El Espejo" de Yuri o algo parecido de Ricardo Montaner. Los viejos de la Cotorra ya no son los viejos de antaño, sino nuevos viejos; pero los jamones de plástico que cuelgan, oscuros, en la tasca Don Sol siguen siendo los mismos jamones. Las travecas de la Libertador parecen las mismas, y muchas de las saunas no han mejorado ni la decoración desde mediados de los noventa (menos aún se les ha echado salfumán para desinfectar los miles de hongos que campan a sus anchas entre la humedad). Ya no está el barecito al aire libre que reinó junto a la Previsora durante algún tiempo, y que se convirtió pronto en punto de reunión de los jóvenes de la ciudad, ni existe, claro, la mítica Tiffany´s, quizás la mejor discoteca de ambiente que ha existido nunca, cuyo edificio en Altamira se quemó mucho antes que la torre de Parque Central; tampoco la más reciente y lamentablemente desaparecida Xenón, en Paseo Las Mercedes, donde uno se transportaba a cualquier lugar cool de Nueva York, y cuyo cuarto oscuro al fondo de la discoteca mejor que no hable, que se quede callado, porque además no le iban a creer.

Siguen los barecitos de Sabana Grande, el inmortal Pullman en la Solano y las Dos Barras en el Callejón de la Puñalada. Justo detrás está la Fragata, con dos pisos los fines de semana, lo mejor del lugar. El pool de enfrente y otros bares menores no parecen levantar cabeza.

Después hay que irse a Altamira para cambiar de clase social y de status del lugar. Allí está el Cool Café, justo a un lado del Budare del Este, en la Castellana; el mítico León, la terraza de la Castellana, absolutamente gay friendly; shows los fines de semana y un lugar bonito y tranquilo entre semana. Cierran temprano. Un poco más arriba, al lado del Yogen Fruz, Triskel, la disco de moda, con barra libre (de mala calidad) los viernes por 25$ y algo más de estilo los sábados. Dos ambientes, uno más pachanguero y otro más tecno, para todos los gustos, y un cuartito oscuro al que se accede por el baño y que, a partir de las dos de la madrugada, se pone bien. Entre Sabana Grande y Altamira, en El Rosal, no se pierdan Copas; el mismo Copas de siempre, y los mismos miércoles que no serían miércoles si no fueran de Copas.

Un poco más al este, frente a la Coca Cola, en la principal de los Cortijos y muy cerca de la autopista Francisco Fajardo, Revo -nombre acortado de Revolution-. En plena zona industrial, cerca de EPA. Demasiado grande para la gente que cabe, y no suele llenarse.

Para los que le guste flirtear por internet, algunos chats: el de cantv.net, de baja últimamente porque no entra volano; y el de mipunto.com, también con fallos habituales; aunque están siendo desplazados por fórmulas más sofisticadas de perfiles, como Manhunt.

En fin, Caracas, el tiempo vuela pero lo esencial permanece.